Dicen que cada vez lee menos gente… Dicen…
Pero lo que tengo cada día más claro es que utilizamos la tecnología para comunicarnos. Tan simple como eso.
Así que igual ya no hacemos tantas llamadas pero… leemos todo el rato.
Leemos post de los blogs más variados.
Leemos extractos en redes sociales de la gente que nos interesa.
Leemos las noticias, las novedades, los titulares…
¿Y qué me decís de escribir?
No sé vosotros pero cada vez llamo menos y escribo más.
Porque no sé cómo voy a pillar a la gente, en el momento idóneo o no… Y lo escrito, escrito queda.
Porque a veces hay que conectar con gente por LinkedIn para un posible trabajo y no lo conozco y… ¿Como lo hago? Mensaje. Amable y directo.
Porque hay que escribir a clientes para vender, llamándoles la atención y siendo la última Coca Cola de la nevera.
Porque hay que escribir a los proveedores y exprimirles como limones pero que eso sí, su pulpa y zumo van a ser best sellers contigo.
Porque busco trabajo y lo único que puede que lean de mí sea las 3 primeras líneas de mi currículo. Como no les guste, no van a leer más.
Así que… ¿Realmente no se lee?
¿O es que estamos hartos de leer la misma papilla?
No sé pero últimamente parece que las frases están masticadas, deglutidas y digeridas. No saben a nada.
Esto me recuerda a la primera vez que probé el tofu.
Comía en casa de una familia estadounidense. Era estudiante. De esto ya hace algunos años.
Eran mucho más modernos que nosotros, ¡donde va a parar!
Así que cuando sacaron una ensalada con tofu como un gran adelanto de modernez vegetal mi mente estaba abierta a nuevas experiencias. Creo que si estás en un país lo menos que puedes hacer es probar su comida.
Estaba dispuesta a correr el riesgo de un sabor trepidante, no hacía ni un mes que mi lengua se había quedado vulcanizada en un Taco Time.
La verdad es que esos daditos blancuzcos no tenían un aspecto muy inpirador pero pensé ¡allá vamos!
Pinché con mi tenedor, mastiqué y tragué.
Y nada.
Como pasar un trozo de papel prensado por mi boca.
Nada de sabor.
Así que cuando a veces leo esas webs tan repetitivas, esos textos tan predecibles pienso: ¡vaya, narrativa tofu!
No consiste en poner más adjetivos, consiste en comunicar mejor, de forma más persuasiva, sintética, elegante.
Contar una historia que enganche. Eso si es difícil. Y bonito.
Comunicar. Tener algo que decir.
Seamos sabrosos.
Cristina Castejón Urquijo ~ www.cdecontar.com