Los datos de empleo, con los que ayer nos deleitó el Gobierno hacen coincidir muchas de las opiniones vertidas al respecto. La reducción del desempleo en 98.317 personas, lo que supone un descenso del 2,8% respecto al mes anterior y sitúa el número de parados en España en 3.362.811, son buenas noticias, independientemente del tipo de Contratos o de los sectores que los ocupen. Lo importante es en primer lugar conseguir que las personas tengan un empleo; después nos centraremos en mejorarlo.
No obstante, resulta complicado hacer tantos cantos a la esperanza en lo concerniente al empleo, pese a estas buenas perspectivas que nos anuncia el Gobierno: A finales de 2017 hay la previsión de que el desempleo se coloque en el 17.4% y en 2018 pase a ser del 15.4%. Sigue siendo muy alto, pero si tenemos en cuenta de dónde veníamos, no cabe duda de que son números para el optimismo. Sin embargo, estas previsiones chocan con otras informaciones que circulan por una especie de nebulosa, que no parece interesante, por lo incómodo, pararse a analizar:
A.- Los datos, que la FAD ( Fundación de Ayuda contra la Drogadicción) hacía públicos la semana pasada y que provenían de una encuesta a jóvenes entre 15 y 29 años, señalaba, que el 68% de los jóvenes españoles cree bastante probable que tendrá que «trabajar de lo que sea» para acceder al mercado laboral. El 47% cree que su situación mejorará en el próximo año, aunque el 21% considera probable tener que irse fuera para trabajar.
Estudiar un máster, mejorar el inglés o, en definitiva, formarse en «algo» es el refugio de más de la mitad de los jóvenes para sobrellevar el desempleo y la precariedad laboral; porque algo hay que hacer si no hay empleo en lo que se han estado preparando. El 68,2% se plantea esta opción como bastante probable para «estar mejor preparado» y tener más opciones para encontrar trabajo, aunque no es algo que tengan muy claro; (el 41,6% de los menores de 25 años está en paro según los datos de la última EPA).
B.- Las Empresas informan que comienza a ser preocupante el número de puestos cualificados que no se pueden cubrir por falta de personal con las competencias de conocimiento requeridas. Las mayores dificultades se presentan en Comercio exterior y en Sistemas de Información.
C.- Empieza a contemplarse como mal irremediable que el desempleo estructural, es decir, aquel que es difícil de solucionar porque sus efectivos carecen de la cualificación que el mercado pide, se va a situar en 3 millones de trabajadores. Si tenemos en cuenta que aspiramos a tener 20 millones ocupados para que la Economía funciones razonablemente bien, estamos hablando de un paro estructural del 15%. Sinceramente me parece que es difícilmente asumible condenar al ostracismo a un colectivo de este calibre y entretenerlo con iniciativas, cuanto menos, poco efectivas.
José Luis Morte – Director de RH Asesores Zaragoza