Parece que ya no hablamos de sensaciones, sino de realidades en cuanto a la mejora del empleo.
La segunda parte del mes de julio está siendo muy fecunda en cuanto a datos económicos, a la vez que optimistas en lo que al empleo se refiere. Esto demostraría que no tiene por qué ser excluyente la generación de buenas noticias con las tórridas temperaturas que se han instalado con nosotros y que deben estar muy a gusto porque no se van.
Hay cifras cuantitativas, respecto al descenso del paro y la generación de puestos de trabajo durante el primer trimestre, que resultan positivas y esperanzadoras, independientemente de que los empleos sean de una u otra calidad, de una u otra duración; aún siendo muy importantes estas cuestiones, me parece que lo es más el hecho de que la dinámica empresarial de España sea capaz de generar empleo. Instemos a los poderes públicos que los vertebren y ayuden a que ganen esa calidad, pero sigamos nosotros empeñados en que siga creciendo el trabajo.
Hay otros datos, cualitativos, que son, como mínimo, igual de esperanzadores. Me refiero a la noticia de que el desempleo juvenil ha bajado por fin del 50% y a los datos de una encuesta publicada en Cinco Dias que, como mensaje principal , asegura que “las buenas cifras económicas invitan al optimismo. Para los principales ejecutivos españoles, todo hace indicar que los próximos tres años serán más prósperos”; y con respecto al empleo afirma que “ el 70% de los CEOs españoles señala que aumentará la contratación en los próximos tres años, y ninguno de los encuestados prevé reducir puestos de trabajo”.
A niveles más operativos se observan estas mismas tendencias. Al hablar del mercado laboral ya no se trata de sensaciones sino de realidades en movimiento.
Esto está provocando otro tipo de dificultades que se refieren a cómo encajar los perfiles de las personas que buscan empleo con las exigencias que plantea el mercado. Me parece que empieza a plantearse la sinrazón de no contar con un Sistema Educativo, seguido con los matices que cada uno quiera por los sucesivos Gobiernos, pero que facultara de manera efectiva a los jóvenes, que han estado formándose durante un montón de años, para incorporarse con total garantía a los puestos de trabajo de las especialidades que hubieran elegido.
¿Y qué decir de los distintos profesionales que han visto cómo su sector laboral en el que habían trabajado ha sufrido un retroceso tan importante que les va a resultar imposible reincorporarse a él?. Han hecho grandes esfuerzos en formarse en otras competencias profesionales, aunque, al carecer de un marco de referencia que les orientara de manera efectiva al empleo, han acumulado un largo historial de cursos ocupacionales, que han exigido a su vez un gran esfuerzo económico por parte del tejido social para que existiera esta oferta, e intelectual por parte de los trabajadores para poder seguirlos.
Hay mecanismos que pueden permitir ir solventando estos desajustes y lo que hay que hacer es ponerlos en práctica. La buena noticia es que vamos creando nuevas oportunidades de empleo y por lo que nos dicen se van a acelerar en los próximos meses; la mala es que hemos acumulado demasiado desempleo y nos va a costar dar la vuelta a la situación.
Ahora bien, parafraseando a Vicente Ferrer cuando hablaba de la Pobreza, “ el desempleo no está para entenderlo sino para solucionarlo”.

José Luis Morte – Director de RH Asesores Zaragoza

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