Reconozco que me resulta complicado enfocar esta reflexión de manera inteligible porque por un lado nos invaden las estadísticas de todo tipo que, en su propia naturaleza, llevan la impronta de ser todas explicables y por lo tanto veraces; por otro, aunque en Agosto se toman descanso, los tertulianos y periodistas en general explican las opiniones y “verdades” de los políticos que, aun teniendo algunos fondos de verdad todas ellas, se atisba el sesgo ideológico con que las dicen.


Por otro, está la percepción e impresión que cada uno tenemos de la situación. Me inclino por esta última porque, a fin de cuentas, no se trata de una tesis doctoral sino de unos pensamientos a compartir con vosotros.


Es un hecho que el mercado de trabajo, en todos sus niveles, se está moviendo. No voy a entrar en si algunos son contratos de miseria o indignos, como he oído decir a algunas personas, porque no hay un solo trabajo indigno; en todo caso será la oferta, las condiciones o la situación, pero nunca el trabajo.
Se mueve por sectores y por niveles profesionales, más cuanto más cerca están de la línea operativa de la producción y más en determinados sectores que se han preocupado por estructurarse y mantener ventajas competitivas. Por ejemplo, el turismo genera muchos empleos porque tenemos una serie de ventajas que, aunque no dependen exactamente de nosotros, véase el sol, hemos sabido vertebrar una oferta atractiva a partir de ellas.


Otra fuente de empleo se genera en aquellos sectores que crecen por importancia de una actividad y de unas herramientas, la Informática por ejemplo, se han convertido en un sector de fuerte impacto en el empleo, como es el de las TIC.


La industria, de la que todos esperamos contribuya a resolver parte del problema del empleo, tiene un comportamiento más complejo, porque si bien está empezando a funcionar, las exigencias de competitividad y control de los costes han obligado a unas reorganizaciones que hacen disminuir el empleo en cantidad aunque lo gana en calidad y por lo tanto en especialización. Produce empleos más estables y de mejor calidad, pero en menor número que otros sectores y que antaño.


Otros movimientos se producen por áreas de trabajo. Por ejemplo, la configuración global de los mercados está generando una importante fuente de empleos en Comercio Exterior y Marketing Internacional. Otro caso es la externalización que hacen muchas Empresas de algunas de sus áreas no estratégicas para su negocio y está generando mucho trabajo en Logística y Operaciones, que también se están convirtiendo en sector de actividad con identidad propia dentro de los servicios.


La Edificación y Obra Pública se mueven lentamente y es la que más empleo menos cualificado, del que tenemos tanto en España, ocupa. La edificación, salvo los grandes disparates de desarrollos urbanísticos, parece que está empezando a superar los enormes stocks de viviendas que teníamos en 2010 y se están iniciando más solicitudes de licencias de construcción, lo que moverá empleo a corto plazo; la obra pública depende de los recursos y la voluntad del Gobierno y parece que se lo piensa más porque dura la resaca de las grandes obras faraónicas y dicen que hay que atender otras prioridades.


En cuanto a los niveles, lo dejo para otro día para no alargarme demasiado. Pero, ¿cuáles son las prioridades analizadas en la contratación?. Lo que me estoy encontrando es que primero hay que conocer bien la función, por lo que la falta de competencias de conocimientos resulta excluyente. A continuación, y combinado con la primera está el sector; incluso en puestos transversales ( administracion, por ej.) se pregunta por la procedencia; y no digamos si hablamos de ventas, donde a la función y al sector se añade el conocimiento del canal de comercialización (retail, grandes superficies, franquicias, tradicional, etc.).


El segundo gran bloque de análisis en la contratación lo constituye el referido a intereses y motivaciones profesionales. Una empresa que contrata quiere saber por qué la suya es la elegida para trabajar; está claro que hay una razón de subsistencia, pero todos tenemos nuestro corazoncito y nos gusta saber si nuestro proyecto en el que de una u otra manera invertimos ilusión y esfuerzo, es capaz de motivar a las personas que van a trabajar en él. Esto quiere decir que debemos reflexionar y articular razones por las que nos interesa un puesto de trabajo más allá de porque me gusta o porque cobraría más que en el Paro, que de todo hay.


Empieza a moverse el trabajo y está siendo más exigente la posibilidad de acceder a él, porque las empresas buscan competencia profesional ya que el mercado en el que operan es mucho más competitivo. Han quedado atrás variables que antes tenían mucha importancia, como por ejemplo la edad, pero han surgido otras y me preocupa cómo conseguir que el trabajador de un sector sea capaz de explicar a la empresa de otro sector que le quiere contratar, cómo es posible transferir su enorme bagaje de conocimientos y aprovecharlos de manera casi inmediata en el nuevo puesto de trabajo.
En esta línea estamos trabajando, espero poder contaros pronto los avances.

 

José Luis Morte – Director de RH Asesores Zaragoza

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