Una de las grandes cuestiones de la política laboral actual es: ¿dónde se pueden generar empleos estables, que son los que interesan a empresarios y trabajadores?.
¿Por ejemplo en la industria? Volvemos a las contradicciones. Se nos ha repetido que las empresas debían ganar competitividad y una de las formas era mejorando procesos, modernizando maquinaria y consiguiendo mayor automatización.
Sorpresa, hemos ganado competitividad pero nos hemos dejado en el camino muchos puestos de trabajo y perdido calidad en el empleo, tanto que hasta el Ministro de Guindos, contestando a una pregunta, afirmó días pasados que no se podía seguir ganando competitividad a costa de los salarios.
¿En qué sectores, entonces? En agricultura parece que las cosas van por el mismo camino, la mano de obra cada vez es menor en los trabajos agrícolas gracias a la automatización de tareas, en pro también de la competitividad.
Y en servicios ¿cómo andamos?. Aquí parece difícil conseguir empleos muy estables por la propia eventualidad de las actividades. Nos queda la construcción y la obra pública. Aunque no estamos muy dispuestos a provocar otra burbuja, de tan infaustas consecuencias, parece que estamos volviendo a ver grúas, licitaciones administrativas para carreteras y otras obras, aparición de informaciones acerca de que el stock de primera vivienda se ha visto muy disminuido, etc.
O sea que nos queda seguir confiando en el turismo y en la construcción, lo que significaría que nos vayamos olvidando de acumular contratos indefinidos. Con todo lo duro que esto pueda ser, es preferible esto a que nos vayan martillando con el alto número de puestos de trabajo que se van a crear.
Exceptuando el turismo, habíamos basado nuestra bonanza económica en el consumo interior. Todavía veo alguna iniciativa pidiendo que se hagan muchos Planes Renove para estimular el consumo y eso crearía puestos en la industria.
¿Qué tal si nos dedicamos a conquistar mercados exteriores? Parece ser que esta estrategia está dando buenos resultados para el empleo; tener pedidos del exterior supone que nuestras industrias aumenten su producción.
Claro que, puede ser que tengamos que pensar en tener un sistema educativo y un sistema de formación continua menos anacrónicos. Tenemos un capital humano importante, con una base de preparación técnica muy buena y con motivaciones claras por trabajar.
¿Por qué no adecuar estos recursos a las necesidades?
José Luis Morte – Director de RH Asesores Zaragoza